Niños y niñas pintan. Dibujan y
juegan con plastilina. Otros, más grandecitos, aprenden ajedrez. Todo un
desafío. Un morenito con facha de candombero toca el tambor admirando a Eduardo
Mateo que sonríe a la cámara, a quien lo mire. Un coro de veteranos y no tan
veteranos entona “A brillar mi amor” de los Redonditos de Ricota ayudado por el
público. Y sale bien. La mayoría de ellos integran Espacio urbano, el primer
centro cultural para personas que viven en situación de calle. Se creó en 2010
por iniciativa del Ministerio de Desarrollo Social, aunque actualmente, al
parecer, es llevado adelante por el Ministerio de Educación y Cultura. Es que
promover la cultura es la herramienta fundamental de la que se vale este
espacio para la inclusión social. Los viejitos son aplaudidos. Y eso los hace
felices. Sus rostros lo delatan.
Es la tercera edición de
"Ciudad Vieja Florece", hoy, en la peatonal Sarandí desde Pérez Castellano a Zabala, un proyecto que surgió por un grupo de
vecinos de dicho barrio para que la
vecindad se vincule a la cultura, especialmente los más pequeños y los adultos
mayores, y marcar presencia en esos rincones abandonados
que piden a gritos una renovación y un tinte de color para ganarle a la
inseguridad y que el barrio siga floreciendo.
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