“Están
en algún sitio / concertados
desconcertados
/ sordos
buscándose
/ buscándonos
bloqueados
por los signos y las dudas
(…)
nadie
les ha explicado con certeza
si
ya se fueron o si no
sin
son pancartas o temblores
sobrevivientes
o responsos
(…)
cuando
empezaron a desaparecer
como
el oasis en los espejismos
a
desaparecer sin últimas palabras
tenían
en sus manos los trocitos
de
cosas que querían
están
en algún sitio / nube o tumba
están
en algún sitio / estoy seguro
allá
en el sur del alma…”
Mario
Benedetti
20ª. Marcha del Silencio. Montevideo. Mayo, 2015.
El silencio, ese silencio, habla
por sí solo. Año a año, miles de personas parten a paso lento de la esquina de Av. Rivera y
Jackson, cada 20 de mayo, con pancartas que suplican con letras grandes Verdad y Justicia, que exigen
¡Basta a la impunidad! Y los rostros de siempre. Esos rostros que en los años
70 desaparecieron. Y nunca más se supo de ellos. Nunca más.
Son cientos los familiares que
hace 40 años, o más, siguen buscando a sus hijos y nietos, que siguen teniendo
la esperanza de que algún día puedan hallar esos cuerpos, de enterrarlos, que quienes saben –porque
seguro hay militares (y no militares también) que saben– hablen, confiesen. Y que
el gobierno, de una vez por todas, se ponga los derechos humanos al hombro y
haga lo que tiene que hacer, que deje de perdonar a cientos de viejitos que se
cagaron en miles de jóvenes que lucharon por sus ideales y torturaron a más no
poder en un pasado que sigue latente. Un pasado que no se olvida, que es Presente, al menos hasta
que esos cuerpos aparezcan, hasta que la verdad y la justicia le ganen a la
impunidad. Basta de impunidad. Basta. Basta. Basta. Este año la consigna es: "Ellos en nosotros contra la impunidad de ayer y hoy, por verdad y justicia". Otro silencio. El 21.
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